miércoles, 3 de febrero de 2010

Perdido

Perdido entre las miradas ajenas, y las miradas más cercanas.

Perdido en un vaso de whisky.

Perdido en la nada, entre el futuro soñado y el presente encontrado.

Perdido en medio de la gran ciudad…

… hace cinco años, jamás imaginé que me sentiría como John Locke.

Por fin ha vuelto Perdidos. Qué triste, que sea lo más interesante del día.

lunes, 1 de febrero de 2010

Manías

“Aprendí a soportar sólo lo soportable” (Manolo García)


Algunas veces en mi vida me han llamado maniático e intolerante, que todo me molesta. Y tienen razón, me molestan muchas cosas de las que procuro quejarme, a fin de que dejen de molestarme a mí, y muchas veces al resto de personas de mi alrededor que también les molesta, pero se callan.

- Me molesta el ruido nocturno: la televisión del vecino a todo volumen, pegada a la pared de mi habitación. Mi compañera de piso hablando por teléfono hasta las tantas, en la otra pared de la habitación. El perro del vecino ladrando a la una de la madrugada en el parque de enfrente, porque el vecino no tiene otra cosa que hacer que sacarlo a esa hora y encima jugar con él.
- Me molestan las personas que, una vez sentadas a mi lado en el autobús, siempre están buscando algo en su bolso, se sientan bien anchos como si del sofá de su casa se tratase, o leen un periódico pretendiendo que yo también lo lea cuando en ese momento no me apetece. Me molesta, por el simple hecho de que ese tipo de personas casi siempre me tocan a mí, mientras en el resto de los asientos del autobús se sienta gente normal, como yo, sin molestar a nadie.
- Me molestan las personas que salen de los portales a la calle como si tuvieran una alfombra roja para ellos, sin mirar si en ese momento pasa alguien… y como ocurre en las broncas de circulación, cuando le pides a esa persona que tenga cuidado, aún trata de tener la razón.

Tengo algunas molestias más, pero hoy sólo recuerdo éstas, porque en 24h he tenido 6 o 7 incidentes diferentes al respecto, algo que me ha hecho reflexionar, que o bien tengo muy mala suerte, o la gente es muy maleducada y poco respetuosa, o realmente yo soy muy maniático. No sé.

Aprovecho para dejaros una canción de Manolo García que llevo escuchando mucho estos días, y el verso que puse al inicio me dio pie a este texto, a modo de desahogo.

domingo, 31 de enero de 2010

Agotado

Como imaginé nada más pisar aquella empresa, el trabajo era una auténtica mierda; no el trabajo en sí, pero sí las personas y la absoluta desorganización. Cuando llegaba a casa me daban ganas de llorar, porque en condiciones normales, años atrás, después de la entrevista nunca hubiera vuelto a pisar esa empresa… pero ahora, ahora tocaba aguantar.

Hasta cierto punto, aguanté. No voy a permitir que un trabajo me haga sentir peor de lo que ya me siento, sentirme solo y a la deriva rodeado de gente. No, gracias. Vuelvo a estar en paro, y en esta ocasión es casi definitivo. Estoy agotado; agotado de buscar, de encontrarme un caramelo en el horizonte y cuando llego ya se lo ha comido otro. Estoy bastante cansado de todo.

martes, 26 de enero de 2010

Como quien da un refresco

Ésta es una de mis canciones favoritas de Manolo García (una de muchas), y el azar quiso que sonara en mi ipod esta mañana, justo cuando estaba en el metro, rodeado de miradas perdidas, tristes, vacías y alguna que otra sonriente y alegre; rodeado de gente, mientras me sentía solo.




Me detengo en las miradas,
me escapo detrás.
Son como bandadas de grises palomas;
azules, rojas, de todos los colores.
Sólo busco refrescar estos calores.
Me detengo en las miradas.

Con los ojos que me miran
me puedo escapar,
sólo busco fijar esos vivos momentos.
Miradas limpias o pálidas miradas,
sólo busco alegrarme la mañana.

Te confieso que no atino
a encontrar la calma;
nada ansío más,
y es lo que menos tengo.

Se va el alma silenciosa
por la ventana,
detrás de algunos ojos azul sediento.
¡Ay! del que se enamora hasta en un desierto.
Dame descanso
como quien da un refresco.

Tu mirada vuela;
vuela, calma, vuela.
En las calles es una flecha
que alivia el tiempo de los poetas. (BIS*)

Me detengo en las miradas,
me escapo detrás.
Busco en ese mar de miradas perdidas;
azules, verdes, de todos los colores.
Son tan libres como libres son los hombres.
Me detengo en las miradas.

Que el amanecer me encuentra
siempre despierto,
que me desvela el hambre que de ti tengo.
Se va el alma silenciosa por la ventana,
se va detrás del lucero de la mañana.
Dame descanso como quien da un cigarro.

Tu mirada vuela;
vuela negra, vuela.
En las calles es una flecha
que alivia el tiempo de los poetas.

Tu mirada vuela;
vuela negra, vuela.
Es la flecha que hiere el tiempo,
que lo detiene, que lo hace espeso,
que lo detiene, que lo hace eterno.

sábado, 23 de enero de 2010

Ver para creer

Que vivimos en una sociedad superficial es algo obvio, a nadie se le escapa que al conocer a una persona su imagen física va a determinar, en el acto, si va a congeniar o no con esa persona en el futuro. A veces se trata de su belleza (los rasgos, el pelo, el color de sus ojos o su mirada), y en otras ocasiones simplemente es por su forma de vestir, pero prácticamente siempre antes de que esa persona tenga la oportunidad de decir una palabra, ya está juzgada y sentenciada.

Cuando la persona se dispone a hablar y con ello confirma nuestra primera impresión, ya no hay vuelta atrás; podrás ser la mejor persona del mundo pero jamás tendrás la oportunidad de demostrarlo. Si por el contrario sorprendes con tu voz, tus comentarios o una conversación interesante, las personas que no se fijan únicamente en el aspecto físico (no sólo sexualmente hablando) te aceptarán en su grupo.

Dicho esto, me pregunto lo siguiente: ¿Qué ocurre con una persona que es maleducada, falta al respeto a los demás, su voz es irritante y sus temas de conversación son la crítica ajena y la vida de los demás, y encima no sólo es respulsiva a la vista (por su físico, la manera de envolverlo y sus gestos) sino que no tiene nada, absolutamente nada bueno?

Pues muy sencillo; si tropieza con el 99% de la población, pasará desapercibida y tratará de cambiar o vivirá una vida triste y solitaria, pero si se encuentra con el escaso 1% de la población que comparte ‘valores’ con ella, apaga y vámonos, porque si eso ocurre en un grupo pequeño de personas y tú eres el educado, el problema siempre lo vas a tener tú, y serás el que comparta la vida triste y solitaria durante esas horas.

miércoles, 20 de enero de 2010

La tragedia de Haití

Es una pena lo que está ocurriendo en Haití, hoy continúan los terremotos y la única nota positiva, por encontrar una, es la sonrisa de las personas que han rescatado bajo los escombros, algunas incluso una semana después, milagrosamente.

Es una pena, toda esta tragedia, así como la hipocresía de algunos políticos; los que se empeñan en negar el empadronamiento en nuestro país, en la ciudad que viven como pueden, hacinados en pisos patera y explotados laboralmente, pero que ahora se encargan de solicitar ayudas para las mismas personas que no querrían ver en España.

Pero lo que realmente me da pena es que cuando pasen unas semanas, nadie se acordará de Haití, hasta que otra gran tragedia sacuda nuestras conciencias y todo el mundo sienta la necesidad de ofrecer conciertos benéficos y ayudar como ‘buenamente’ puedan; interés, puro interés mediático, casi siempre.

martes, 19 de enero de 2010

Reflexión sobre las redes sociales

Cuando conocer a gente por Internet dejó de ser algo extraño y comenzaron a aparecer las primeras redes sociales, hacer nuevos amigos era algo relativamente sencillo. Cuando me refiero a amigos, siempre es a personas ‘reales’, con las que tienes un contacto físico y visual.

Con el tiempo, las decepciones y fracasos de esas relaciones, de amistad o pareja, han ido frenando nuestra capacidad de conocer a personas completamente desconocidas, salvo lo que dicen de ellas mismas en su perfil. Nuestras experiencias y las experiencias de la gente de nuestro entorno, además de lo que nos enteramos por las noticias, hace que todas las herramientas positivas que tiene una red social, acabe convirtiéndose en algo negativo, o positivo pero manteniéndolo sólo en el plano virtual.

A día de hoy, conocer a personas ‘reales’ a través de una red social es más difícil que nunca. ¿Por qué? Porque ya no se corre ese riesgo de ir a una cita sin más y ver qué pasa; ahora queremos conocer completamente a una persona a través del ordenador antes de conocerse en persona. Para ello usamos el Messenger como una herramienta de comunicación, cuando lo que hace es precisamente incomunicarnos, cada vez más. También se está perdiendo la llamada telefónica, escuchar el móvil en el momento que te hace falta hablar con alguien y es esa persona, se ha sustituido por conversaciones pactadas y estructuradas en horarios, a través del ordenador también.

Parece que no estamos observando cómo dependemos, cada vez más, de un ordenador. Del mismo modo que hace quince años nadie necesitaba un teléfono móvil y ahora casi nadie sale de casa sin él. Últimamente se han puesto de moda los ordenadores ‘notebook’, y el tiempo dirá si dentro de unos años no podremos salir de casa sin ellos también.

Me parece muy triste la vida tan conservadora que observo a mi alrededor. Uno llega a una ciudad, dispuesto a conocer gente, a correr el riesgo de equivocarse, de sufrir decepciones… de conocer a las personas, pero es difícil. Madrid, por muy abierta que sea la ciudad, es como cualquier otra en este aspecto; si una persona se te acerca en la calle, el metro o en cualquier lugar público diciendo si quiere tomar un café contigo o que le gustaría conocerte, te dicen: tengo pareja, soy heterosexual o ahora tengo prisa.

Para ello se han creado las redes sociales, para poner en contacto a personas que tienen una necesidad de comunicarse con otras personas en su misma situación, un punto en común para conocerse. Y funcionaban bien, hasta no hace mucho. Ahora cada vez hay más redes sociales, de temática similar, y las mismas personas apuntadas en todas ellas, con su perfil duplicado. El problema que observo ahora es que cuando contactas con alguien interesante, pretendes conocerlo con el clásico mensaje que rompe el hielo (y no se puede hacer en la calle), invitando a quedar personalmente para tomar un café, ahora resulta que antes de eso tienen que conocerte lo suficientemente bien.

Es curioso, pero creo que dentro de poco tiempo muchas de esas personas quedarán para tomar el café, cargados con sus notebooks, porque se conocerán tan bien entre emoticones y risas irreales tipo ‘muahahaha’, que se estarán por fin frente a frente y seguirán comunicándose a través del ordenador.