Este fin de semana me he aburrido mucho. El dichoso mal tiempo (¿cuánto durará?) me ha impedido pasear por El Capricho, visitar alguna exposición, o simplemente caminar por la ciudad entre las prisas de los demás. Me he aburrido tanto que acabé viendo el programa de televisión La Noria, y en uno de sus debates hablaban sobre ‘l@s follamig@s’, a raíz de lo ocurrido en GH 11. Sí, este año y después de nueve ediciones, he vuelto a engancharme, y me siento fatal por ello. Las navidades, que este año fueron más solitarias que de costumbre, tuvieron buena culpa de ello.
Mientras escuchaba las opiniones de los que están a favor y en contra de ‘l@s follamig@s’, recordé que yo tuve una amiga así, y por lo tanto yo también debí serlo para ella. Lo pongo en duda porque no firmamos ese contrato, aunque casi, y porque fue una relación algo extraña que, mientras escuchaba el debate, me vino a la memoria y me hizo pensar.
Un día conocí a una chica espectacular, de esas que uno piensa que están fuera de tu alcance. Resulta que a la chica le gustas, y tú, en un acto de inconsciencia y sin saber muy bien cómo, te lanzas y resulta que había agua en la piscina. Hasta ahí todo bien, salvo que el primer beso vino acompañado de la palabra LIBERTAD. En ese momento entendí que no iba a tener una relación de pareja estable, y de alguna forma se habló de ser ‘follamig@s’, aunque sin ese término que se ha puesto tan de moda actualmente.
Lo acepté. Por estar con esa chica acepté que ella pudiera estar con otros chicos, y yo también podía estar con otras chicas, claro. Para mí era una situación nueva, pero lo acepté. ¿Qué pasó? Como la creí, conocí a otras chicas, y primero estuve con una y al poco tiempo con otra (una buena racha la tenemos todos a veces). ¿Qué sucedió? Que se enfadó, me montó el número y dijo que se acabó ‘lo nuestro’.
Al día siguiente me llamó para tomar un café, y después de disculparse por su reacción, acordamos ser sólo amigos; esa misma noche volvimos a acostarnos. ¿Qué pasó después? Que al llegar las vacaciones pasamos una semana juntos, día y noche. Se agobió, sin motivo alguno, y ya nunca más volvió a ser la misma.
Nos queríamos mucho, conectamos física e intelectualmente, pero siempre me dijo que no sentía eso que se siente para ser pareja. Primero no quería ser pareja de nadie, quería ser libre, pero mientras se acostaba conmigo me decía que empezaba a querer estar en pareja con alguien que no era yo. ¿Éramos amigos? Eso creía yo, pero no. Resulta que sólo fui un ‘follamig@’ que acudía a sus deseos cuando ella lo necesitaba, aunque en nuestro caso sí había sentimientos, pero no eran 100% compartidos a los míos.
Lo acepté todo con tal de estar con ella, me comportaba como una pareja cuando quería conquistarla y como un follamigo cuando se agobiaba de eso, y siempre la tuve hasta que dije se acabó. Ella siempre me dijo que era mi amiga, me escuchaba, me comprendía y me apoyaba, y yo con ella igual. Pero el día que dije se acabó, o estamos juntos o dejo de estar sólo a tu servicio, desapareció toda esa amistad…
Cuando supe que nunca seríamos pareja, acepté ser su follamigo, pero siempre creí que éramos amigos porque así nos comportamos los dos. No fue cierto, jugó con mis sentimientos, fue la chica más importante de mi vida… y también la más egoísta.
Ahora, cada vez que escucho algo referente a ‘los follamig@s’, me acuerdo de ella, y se me pasan las ganas de follar; prefiero rendir culto al onanismo, disfrutar conmigo mismo y no volver a sentirme utilizado de una manera tan frívola y superficial.
lunes, 18 de enero de 2010
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