viernes, 1 de enero de 2010

Una Nochevieja diferente

Por primera vez en una Nochevieja no me he tomado las uvas, en una absurda señal de protesta hacía el mismo destino por el cuál los demás sí las toman. Tampoco he brindado acompañado con amigos y familiares con una copa de cava... lo he hecho solo, con un té pakistaní con vainilla.

La soledad a menudo se relaciona con tristeza, vacío y un sinfín de pensamientos negativos... y a menudo sucede así, pero también hay una pequeña parte, que por pequeña que sea no deja de ser parte, en la que estar solo -incluso sentirse solo- puede resultar positivo.

Esta noche es un claro ejemplo; se bebe casi por obligación, se bebe y se paga el doble de lo habitual por una simple tradición, y la gente pierde la conciencia y algunos hasta la dignidad en medio del tumulto de las calles y discotecas.

Es por eso que después de pasar las últimas fiestas de Nochevieja de forma diferente, este año he decidido pasar la noche tranquilo y relajado, alejado del ruido y las noticias de sucesos con las que abrirán mañana los telediarios.

A los que habéis salido y estáis leyendo con resaca mi primer post, y a los que habéis descubierto este blog con el paso del tiempo, os deseo un feliz 2010.

No hay comentarios:

Publicar un comentario